Escrituraré una vez más
los garabatos negros,
esos sin corona heráldica,...
en tu piel.
Las draconianas leyes del éter eterno,
me aletargan en tu cuerpo
silente y rojo;
y depositan lunas menguantes
con mi pluma...
con mi sangre y en tu ser.
Pálidas tonalidades coloradas
en tus pupilas muertas
me incitan a beber de ti.
Tu yugular late.
El castillo solitario escucha...
un par de colmillos besando tu ser.
Tan solos...solos y sin forma.
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